“Tienen que entender que la fuerza dejó de ser una bolsa de trabajo”. Esas fueron las palabras que utilizó el jefe de Policía, Joaquín Girveau, para explicar el porqué del aplazo masivo en el examen de ingreso del Instituto Superior San Martín, conocido popularmente como la Escuela de Policía. De los 5.400 interesados en transformarse en oficiales de la fuerza, sólo 12 pasaron el primer filtro que es el académico. Entre hoy y mañana se tomará una recuperación, pero las exigencias serán las mismas.
El 19 de diciembre se abrieron las inscripciones para ingresar al establecimiento donde egresan los oficiales, es decir, los efectivos que tienen posibilidad de hacer carrera y terminan formando parte de los cuadros superiores de la Policía.
“Tucumán se merece tener una buena Policía. Por ese motivo, desde hace dos años que venimos insistiendo que para formar parte de la fuerza tienen que ser personas capacitadas y con el perfil adecuado. Esta situación nos confirma que vamos por el buen camino”, explicó el ministro de Seguridad Eugenio Agüero Gamboa.
Para ingresar al Instituto, los aspirantes deben superar varias exigencias. La primera de ella fue dar con el mínimo de talla. Para las mujeres es de 1,65 metros y para los hombres, 1,75. El segundo paso es rendir un examen teórico que permite formar una lista de mérito, es decir, determinar quiénes son los mejores calificados. Pero de los 5.400 interesados, sólo 1.400 (menos del 30%) se presentaron a rendir el examen.
Se registró el aplazo masivo a pesar de las contemplaciones que tuvieron las autoridades. Uno de los requisitos era que presentaran el certificado de haber terminado el ciclo secundario. “Muchos de ellos expresaron que los establecimientos educativos no habían cumplimentado con la tarea administrativa y que ni siquiera le podían dar una documentación provisoria. Por esa razón, les permitimos que se presentaran a rendir y les aclaramos que tenían plazo hasta el 20 de febrero para cumplimentar la documentación”, explicó el jefe de Policía.
“Consideramos que el ausentismo tuvo que ver con muchas situaciones. Una de ellas, es que se enteraron que se les exigiría otras cuestiones para poder comenzar sus estudios”, indicó Girveau en una entrevista con LA GACETA (se informa por separado). “Se les explicó que se haría principal hincapié en los antecedentes personales y familiares y además que serían sometidos a una rinoscopía y a un análisis toxicológico. Esas exigencias, al parecer, terminaron siendo un gran filtro”, comentó. Agüero Gamboa añadió: “el gobernador (Osvaldo) Jaldo está al tanto de la situación y apoya el proceso de selección que estamos implementando”.
A pesar de que ninguno de los dos funcionarios lo admitieron públicamente, en los últimos tiempos se encendieron señales de alerta en la fuerza. Por ejemplo, un pariente de un condenado por narco ingresó sin ningún problema a la Policía y actualmente está prestando servicio.
Un cadete de la Escuela, que fue sancionado por un docente por haberse quedado dormido, habría pensado vengarse del profesor acudiendo a los miembros del clan Caro con el que habría estado relacionado. “Hay que hacer un filtro o tendremos al enemigo en nuestras filas”, comentó un experimentado investigador.
El examen
Pese a la gran deserción de aspirantes, se tomó el examen. “Era muy difícil. Hicieron cualquier pregunta. Nos desubicaron a todos”, resumió Hugo, uno de los aplazados que no sabe si volverá a presentarse por el nivel de exigencia. “No estoy preparado para aprobarlo”, añadió.
El examen consistía en responder preguntas con el sistema múltiple choice de asignaturas como lengua, historia, geografía y cuestiones vinculadas a la realidad tucumana. Un dato clave: a los aspirantes se les entregó un cuadernillo de unas 80 páginas para que estudiaran.
Aún así, el fracaso fue estrepitoso: sólo aprobaron 12, menos del 1%. El aplazo masivo generó un impensado inconveniente: se necesitan al menos 85 alumnos para que inicien los estudios en la Escuela. “Esta es una situación inédita, nunca nos pasó algo así”, explicó un docente.
“Creo que en toda esta situación hay un combo de razones. Una de ellas es la falta de apego a los estudios de los jóvenes y el nivel que tienen al finalizar el secundario. Quiero dejar en claro que este es un problema que se está dando a nivel nacional, tanto en las fuerzas provinciales como federales”, aclaró Agüero Gamboa.
“No sólo fue un examen teórico, sino que además se les preguntó sobre algunas cuestiones muy de boga en la sociedad, como violencia de género y cómo actuar con personas con capacidades especiales”, añadió el funcionario.
El aplazo masivo también dejó al descubierto una polémica arista que fue develada por los mismos aspirantes. “No aprobaron ni los chicos que se prepararon durante varios meses”, se quejó uno de los reprobados.
“Es cierto que en los últimos tiempos surgieron muchas personas que dicen preparar a jóvenes para el ingreso a la fuerza. No está prohibido, pero los aspirantes tienen que entender que eso no les garantiza superar las pruebas. Para ello deben estudiar, por más que haya una persona que los ayude. Tiene que ver con una cuestión de esfuerzo personal”, destacó.
Más pruebas
No haber podido llegar al cupo establecido es todo un problema. Los cadetes que cursan tres años en la Escuela de Policía deben egresar para ir formando los cuadros de la fuerza. “Si no hay una promoción, sí o sí terminará generando un problema, ya que desestructura el esquema. Los comisarios no son eternos, en algún momento deben retirarse y los que vienen por detrás, ocupar el espacio que dejan”, explicó una fuente policial.
Ante este panorama, las autoridades de Seguridad decidieron tomar una recuperación, es decir, un nuevo examen a los que fueron aplazados. “Las exigencias serán las mismas. No se cambiará absolutamente nada porque los aspirantes deben entender que esto recién comienza y que deben estudiar para terminar con el curso”, insistió Agüero Gamboa.
Pero ni siquiera así está garantizado que se cubra el cupo. “Este es tan solo un paso, después tendrán que superar otras pruebas que son fundamentales para encontrar el perfil de policías que estamos buscando. Pero lo más importante es que los aspirantes entiendan que a la Escuela ingresarán para estudiar y que la capacitación será permanente”, finalizó Agüero Gamboa.
¿Cómo es el examen que les tomaron a los aspirantes a ser oficiales de policías?
“No hubo nada extraño en las pruebas que se les tomó. Se hizo con la mayor transparencia para que no ocurran situaciones indeseadas para que después se realicen todo tipo de planteos”, comentó el jefe de Policía Joaquín Girveau.
El examen que se les tomó a los aspirantes cumple con ciertas normas de seguridad gracias a la tecnología. La primera es que ninguna de las pruebas es igual. A través de un programa informático, se define el cuestionario de más de un centenar de preguntas que deben responder. Una vez terminada, con un scanner, el mismo sistema define la puntuación en base a las preguntas contestadas correctamente. “Aunque es muy extraño, puede haber errores, pero se atiende cada uno de los reclamos que se hacen”, comentó el ministro Eugenio Agüero Gamboa.
Los exámenes son anónimos, puesto que a cada candidato son identificados por códigos y no por nombres. “Nadie sabe quién es la persona que está rindiendo, ni siquiera los examinadores, por lo que no hay manera que reciba algún tipo de ayuda”, explicó. Ambos funcionarios destacaron que son mínimas las personas que tienen acceso a la información. “La transparencia es una de las características que tiene este sistema”, agregó Agüero Gamboa.
Los requisitos exigidos
- Ser argentino nativo o por opción y tener una residencia mínima de dos años en la provincia.
- Tener entre 17 y 24 años. Los menores de 18 años deben presentar una autorización firmada por sus padres o tutor.
- Título analítico secundario o su equivalente. No pueden presentarse si deben materias.
- Aprobar un examen con el 70% de las preguntas contestadas correctamente.- No tener tatuajes visibles.
- Medir al menos 1,75 metros (varones) y 1,65 (mujeres).
- Someterse a una rinoscopia (examen que establece si es consumidor de cocaína) y un análisis toxicológico sorpresivo.
- Aprobar un test físico.
- Superar exámenes psicológicos individuales y grupales.